viernes, 1 de mayo de 2015

Le toca . . . ¿robar?
Estuardo Zapeta

               Esa maldita costumbre que tenemos, sí, esa de predisponer a la población que “al segundo lugar de las pasadas elecciones ´le toca´ ganar en las presentes,” nos tiene condenados a repetir, y aumentados, los errores de esos segundos lugares que cada siguiente elección se siente los “ungidos.”

               He ahí el caso de Payazón.

               Pero, como el gran Max Weber explicara, se da en las ex colonias españolas un fenómeno que él denominó “patrimonialismo”, y el cual, dicho en buen Chapín, “el siguiente está haciendo fila, esperando su turno, para saquear a la nación.”

               Es una especie de sucesiones casi deterministas –al segundo de la vez pasada “le toca” ganar estas elecciones—que condenan a un país a ser sucesivamente cooptado, robado y violado, por quien fue “segundo lugar,” y parece que sólo esperó su tiempo con tal rabia que cuando “le toca” empieza una carrera por superar al anterior ladrón o ladrona.

               Así está diseñado el sistema –aparte de las perversiones que nos receta la otra maldición, la fórmula D´Hondt—que cumple con todos los prerrequisitos que perdedor anterior está destinado a ser ganador inmediato.

               En realidad sólo cambiamos de ladrones, de saqueadores, de corruptos, de bandas, de nombres y de colores, pero la esencia del proceso por el cual se enriquecen y dejan a la población más endeudada que el gobierno anterior, esa no cambia, sino que se fortalece.

               Por esto están diciendo semejantes ladrones que ahora “les toca,” y como es mucho clavo que digan que es a ellos, entonces le echan la culpa a quienes serán sus víctimas: nosotros los ciudadanos

               ¿Cuándo nos tocará a nosotros el desarrollo, la prosperidad, la paz, y la Libertad? Nunca, porque siempre, en estos ciclos tenebrosos “segundo lugar siempre será primero en la siguiente” elección.

               ¿Podemos romper esa maldición que nosotros mismos nos hemos recetado? Sí, sí podemos. Y no sólo podemos, sino que por pura sobrevivencia también “debemos.”

               Al segundo de la anterior elección “no le toca,” menos cuando ha probado ser un populista de primer orden, un hijo de averno que se quiere presentar como ángel de luz, un lobo salvaje y tramposo con piel de oveja británica.

               Y qué tal si empezamos a repetir que “no le toca.” Y explicamos que no es que su traje sea invisible, sino que no tiene ropas y que nos ha querido engañar con vestimentas falsas, tan falsas como sus discursos, su cabello, y su religiosidad.
              
               Payazón es un ser mesiánico, quien demanda adoración de nosotros, so pena de ser destruidos en sus massmedia. Que lo adore la más panda, porque no es más que un triste ídolo autocreado y autoimaginado, de esos que con populismos asquerosos pululan por todas las Américas, de esos que te demandarán la vida, la Libertad, y la propiedad pero para ellos y sus roscas.

               A este Belcebú cruzado con Mamón lo único que les interesa es el saqueo de lo poco que los otros por tiempo no pudieron llevarse, por eso pregunto que si en verdad “le toca,” no será entonces que “le toca robar.”

               Quien roba ideas es capaz de robar vidas y naciones.

miércoles, 29 de abril de 2015

OPM, sin liderazgo

Estuardo Zapeta


               Otto Pérez Molina, lo digo de una vez, ha sido presidente pero no ha ejercido liderazgo. Ese ha sido el problema fundamental no sólo de este presidente, sino de una serie de mandatarios (que significa que tendrían que acatar nuestro mandato) a quienes ese ejercicio les importa un comino una vez llegan al poder.

               Debilitado por una mujer estilo “María Antonieta”, como la nombré recientemente por radio y por televisión, ese debilitamiento fue una especie de lenta castración. “Freud” podría resucitar para estudiar este peculiar caso de dominio total de una “consorte”, para utilizar el lenguaje de la Francia pre-revolucionaria, y hacer un psicoanálisis del caso de los gobernantes de Guatemala, o como el vulgo los ha denominado “la pareja presidencial.”

               Y si la Justicia, esa gran ausente en Guatemala, así lo determina, pues tendríamos entonces una pequeña victoria sobre quienes usan el poder para enriquecerse sin pena alguna, ya que su premisa –“la vergüenza pasa pero el pisto queda”—es la que gobierna sus pobres e improductivas vidas.

               El liderazgo implica una Visión, un visionario, y seguidores convencidos y voluntarios que sigan, no a la persona, sino a la gran idea, el gran sueño, la gran misión, el gran legado del visionario. Pero ese proceso no se da en el vacío cultural, sino todo lo opuesto, nace, crece y se alimenta de la Cultura, al mismo tiempo que la transforma para bien, construye en lugar de destruir, produce en lugar de quitar y robar, genera nuevos y poderosos liderazgos, en lugar de destruir los existentes.

               Todo ese proceso se da sobre Valores, y Valores es la primera gran ausencia que miro yo en la “pareja presidencial.” No tener claros los Valores, mejor dicho no tener Valores, es el gran error de estos gobernantes. De hecho, por Valores ella y él han de entender alguna conceptualización económica, y no la obligada visión axiológica que el quehacer de gobierno demanda.

               Gobernantes sin Valores, sin Visión, sin Principios, se convierten en no más que ratas que merodean entre la basura de la corrupción, en parásitos que viven y de enriquecen de lo que otros producimos, en escorias de una sociedad que los despreciará como al cáncer.

               La corrupción de la cual nos enteramos hoy es sólo el resultado, no la causa, de no tener y menos ejercer Liderazgo Transformacional. Y que el siguiente, si las encuestas están en lo correcto, no pretenda engañarnos con el nombrecillo de “líder”, porque ni de apodo le sirve. Es, para decirlo en lenguaje de ciudadanos indignados un sábado por la tarde en la Plaza de la Constitución, “tan sabandija inmunda como los actuales.”

               El presidente Otto Pérez Molina fracasó. Fue quemado en la hoguera de vanidades que se llama Roxana Baldetti. El fuego de la vanidad los consumió a ambos, y eso no sería relevante si en su “mariantonietoide” reinado ellos, ya sea por lealtad, ya sea por interés, ya sea por traición, y sólo ellos se hubieren quemado. El problema es que esa ausencia de Liderazgo terminó incendiando toda una Nación.

               Ojalá que ese “incendio” de ciudadanía
responsable sea, como en el caso de “María Antonieta”, 
el inicio de la Revolución de la Libertad.

miércoles, 22 de abril de 2015

Su signo será corrupción

Estuardo Zapeta


Alguna vez, posiblemente en la ingenuidad sexista, alguien argumentó que la razón por la cual las mujeres deberían estar en la política era por “su honradez.” Misoginias aparte, creo que considerar, según el exponente, que las mujeres son honradas por ser mujeres, es una conclusión no sólo falsa, sino apartada de la realidad.

En todo caso, mi argumento acerca de la participación en política, sea de hombres, de mujeres, de gays o lesbianas, no tiene que ver con “honradez.” Este NO debería ser un tema a discusión en política.

Soy de la opinión que debe ser capacidad. Mi refutación a quienes propugnan “cuotas” –por género, por sexualidad, por etnicidad—es que me sorprende que hablen de las diferencias individuales, pero que ninguna de ellas se refiera a capacidad. Insisto, la “honradez” asociada a un género es un argumento falso, porque tan ladrón puede ser una mujer, un gay, una lesbiana, o un hombre, como tan honrados pueden ser todos. Y tanta sed de poder puede haber en cualquiera de ellas y ellos, que los Valores fundamentales que hacen de la política una práctica noble –ensuciada ahora por mujeres con poder—se desmoronan ante las artimañas, las traiciones, los engaños, y las puñaladas de las que toda persona es capaz, independiente de su género.

De hecho, ante la evidencia empírica –léase Roxana y Sandra, sólo para mencionar dos casos—no se sostiene ante la afirmación que “las mujeres son honradas.” Si por estereotipos fuese, también alguien en su ingenua y falsa lógica podría generalizar que Roxana y Sandra son mujeres, Roxana y Sandra no son honradas; conclusión, todas las mujeres no son honradas, sino seres sedientos de poder que utilizarían la corrupción, la mentira, y el populismo para alcanzar sus objetivos políticos. Esta conclusión es tan falsa como la primera.

El individuo es el corrupto independiente de su género o sexo. La corrupción, como hemos visto en el caso de supuesta defraudación aduanera en la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, es un caso de individuos con vínculos al poder que da el puesto de presidente y vicepresidente de la república.

En una entrevista con el entonces “entrevistador” Julio Ligorría la misma candidata vicepresidencial Roxana Baldetti aseguraba que ella no quería dejar el gobierno señalada de corrupta, y que su incentivo más grande era que sus hijos, que son hombres, hombres, hombres no debían ser avergonzados con la conducta corrupta de su mamá. Y por eso le pedía a entonces candidato y ahora presidente Otto Pérez Molina que en lugar de ocho cuasi guerreros contra la corrupción le diera 40 (al estilo Ali Babá). Ahí está que su guerrero mayor, JC Monzón, prófugo mientras escribo estas líneas, acusado de ser el cabecilla de un grupo dedicado a la corrupción fiscal aduanera, salió corregido y aumentado.

No, no es cuestión de género o sexo, ni de etnicidad, ni de edad, ni de religión. Es cuestión de Valores. Roxana y Sandra muy mujeres pueden ser, pero eso no las hace “honradas.” (Ah, y yo sí considero que Roxana estaba enterada de los “whereabouts” de JC Monzón.)
SAT-ánica

Estuardo Zapeta

zapeta@libertopolis.com

Escribió Mario Polanco en su muro de Facebook lo siguiente: “Han capturado a una importante banda criminal de defraudadores, entre los que se encuentran importantes funcionarios del gobierno de Otto Pérez Molina, entre otros se señala a Juan Carlos Monzón protegido por la vicepresidenta y a funcionarios de la SAT, son responsables del robo de decenas de millones de Quetzales.”

Mi reacción al comentario de Polanco fue el siguiente: “Mario: ¿habrá dicho la Cicig, "o aprueban mi permanencia o los siguientes son ustedes"? Lo cual sería un caso de extorsión supranacional. Y si eso se denunció años atrás, Mario, por qué hasta ahorita. Estuardo Zapeta Dos Yo siempre viendo el lado oscuro de la luna. ¿De quién recibía órdenes Monzón? ¿De su jefa? Excelente trabajo de la embajada de Estados Unidos en Guatemala. Ver discurso de llegada a GT del actual embajador. "Agenda setting" le llaman los gringos. Y hasta risible que ahora hasta Portillo está contra la corrupción. Otro siguiendo "The Agenda." Big city, bright lights.”

Creo que en este sentido la misma CICIG, de la cual se esperaban dos grandes casos, que moverían a todo el establishment guatemalteco, estaría usando precisamente esos casos para garantizar su permanencia.

Pero, pregunto, a cambio de qué. ¿De proteger a Otto y Roxana? ¿De desvincular impunemente a otros “colaboradores eficaces” para que no fuesen castigados siendo éstos tan culpables como los detenidos ayer?

 Digo que podría ser una cuestión de “extorsión supranacional” porque sin o con la amenaza de permanecer o no, la Cicig, según su mandato –o por lo menos como yo lo interpreto—está, o estaba, en la obligación de denunciar a estos delincuentes, investigarlos, y apoyar al Ministerio público para que cayese todo el peso de la ley sobre los acusados.

¿Pueden tales medidas ser la forma más “exótica” de chantaje contra el mismo presidente y la vicepresidente? “O nos dejas, o te delatamos”, parece sonar en el fondo de todo este chonguengue con sabor a extorsión.

Pero más risa me dará cuando la Cicig, y su coro de niñas y niños cantores, salga acusando a quienes nos oponemos a su permanencia en Guatemala que “esos son cómplices de las redes mafiosas que imperan en el Estado guatemalteco.”

Acaso no ha sido permanente la denuncia de estas redes en todos nuestros medios, y ha sido la Cicig la que en lugar de perseguir a esos malos nos persigue a quienes denunciamos.

Escondido en su oficina, controlando todos los hilos de esta churronovela ha de estar el embajador gringo, quien, a propósito “profetizó” en sus primeras palabras ya como embajador que uno de los males más dañinos a combatir era el de “la corrupción en Guatemala.”

A su llegada al país el embajador declaró en entrevista al diario Prensa Libre: “La corrupción es un tema muy importante para nosotros. Es importante que los gobiernos, partidos políticos, el sector privado, todos, sepan que la corrupción es un mal, es un crimen y daña a la sociedad, pero más que todo a la gente que necesita más, y la Embajada va a luchar en contra de la corrupción, y a ayudar a la gente que lucha también contra ese mal” (3-Nov-2014).

Al entendido y a la entendida por señas, pues.