Le toca . . . ¿robar?
Estuardo Zapeta
Esa
maldita costumbre que tenemos, sí, esa de predisponer a la población que “al
segundo lugar de las pasadas elecciones ´le toca´ ganar en las presentes,” nos
tiene condenados a repetir, y aumentados, los errores de esos segundos lugares
que cada siguiente elección se siente los “ungidos.”
He ahí
el caso de Payazón.
Pero,
como el gran Max Weber explicara, se da en las ex colonias españolas un fenómeno
que él denominó “patrimonialismo”, y el cual, dicho en buen Chapín, “el
siguiente está haciendo fila, esperando su turno, para saquear a la nación.”
Es una
especie de sucesiones casi deterministas –al segundo de la vez pasada “le toca”
ganar estas elecciones—que condenan a un país a ser sucesivamente cooptado,
robado y violado, por quien fue “segundo lugar,” y parece que sólo esperó su
tiempo con tal rabia que cuando “le toca” empieza una carrera por superar al
anterior ladrón o ladrona.
Así está
diseñado el sistema –aparte de las perversiones que nos receta la otra
maldición, la fórmula D´Hondt—que cumple con todos los prerrequisitos que perdedor
anterior está destinado a ser ganador inmediato.
En
realidad sólo cambiamos de ladrones, de saqueadores, de corruptos, de bandas,
de nombres y de colores, pero la esencia del proceso por el cual se enriquecen
y dejan a la población más endeudada que el gobierno anterior, esa no cambia,
sino que se fortalece.
Por esto
están diciendo semejantes ladrones que ahora “les toca,” y como es mucho clavo
que digan que es a ellos, entonces le echan la culpa a quienes serán sus
víctimas: nosotros los ciudadanos
¿Cuándo
nos tocará a nosotros el desarrollo, la prosperidad, la paz, y la Libertad?
Nunca, porque siempre, en estos ciclos tenebrosos “segundo lugar siempre será
primero en la siguiente” elección.
¿Podemos
romper esa maldición que nosotros mismos nos hemos recetado? Sí, sí podemos. Y
no sólo podemos, sino que por pura sobrevivencia también “debemos.”
Al segundo
de la anterior elección “no le toca,” menos cuando ha probado ser un populista
de primer orden, un hijo de averno que se quiere presentar como ángel de luz,
un lobo salvaje y tramposo con piel de oveja británica.
Y qué
tal si empezamos a repetir que “no le toca.” Y explicamos que no es que su
traje sea invisible, sino que no tiene ropas y que nos ha querido engañar con
vestimentas falsas, tan falsas como sus discursos, su cabello, y su
religiosidad.
Payazón
es un ser mesiánico, quien demanda adoración de nosotros, so pena de ser
destruidos en sus massmedia. Que lo adore la más panda, porque no es más que un
triste ídolo autocreado y autoimaginado, de esos que con populismos asquerosos
pululan por todas las Américas, de esos que te demandarán la vida, la Libertad,
y la propiedad pero para ellos y sus roscas.
A este
Belcebú cruzado con Mamón lo único que les interesa es el saqueo de lo poco que
los otros por tiempo no pudieron llevarse, por eso pregunto que si en verdad
“le toca,” no será entonces que “le toca robar.”
Quien roba ideas es capaz de robar vidas y naciones.
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