SAT-ánica
Estuardo Zapeta
zapeta@libertopolis.com
Escribió Mario Polanco en su muro
de Facebook lo siguiente: “Han capturado a una importante banda criminal de
defraudadores, entre los que se encuentran importantes funcionarios del
gobierno de Otto Pérez Molina, entre otros se señala a Juan Carlos Monzón
protegido por la vicepresidenta y a funcionarios de la SAT, son responsables
del robo de decenas de millones de Quetzales.”
Mi
reacción al comentario de Polanco fue el siguiente: “Mario: ¿habrá dicho la Cicig,
"o aprueban mi permanencia o los siguientes son ustedes"? Lo cual
sería un caso de extorsión supranacional. Y si eso se denunció años atrás,
Mario, por qué hasta ahorita. Estuardo Zapeta Dos Yo
siempre viendo el lado oscuro de la luna. ¿De quién recibía órdenes Monzón? ¿De
su jefa? Excelente trabajo de la embajada de Estados Unidos en Guatemala. Ver
discurso de llegada a GT del actual embajador. "Agenda setting" le
llaman los gringos. Y hasta risible que ahora hasta Portillo está contra la
corrupción. Otro siguiendo "The Agenda." Big city, bright lights.”
Creo que
en este sentido la misma CICIG, de la cual se esperaban dos grandes casos, que
moverían a todo el establishment guatemalteco, estaría usando precisamente esos
casos para garantizar su permanencia.
Pero,
pregunto, a cambio de qué. ¿De proteger a Otto y Roxana? ¿De desvincular
impunemente a otros “colaboradores eficaces” para que no fuesen castigados
siendo éstos tan culpables como los detenidos ayer?
Digo que
podría ser una cuestión de “extorsión supranacional” porque sin o con la
amenaza de permanecer o no, la Cicig, según su mandato –o por lo menos como yo
lo interpreto—está, o estaba, en la obligación de denunciar a estos delincuentes,
investigarlos, y apoyar al Ministerio público para que cayese todo el peso de
la ley sobre los acusados.
¿Pueden
tales medidas ser la forma más “exótica” de chantaje contra el mismo presidente
y la vicepresidente? “O nos dejas, o te delatamos”, parece sonar en el fondo de
todo este chonguengue con sabor a extorsión.
Pero más
risa me dará cuando la Cicig, y su coro de niñas y niños cantores, salga
acusando a quienes nos oponemos a su permanencia en Guatemala que “esos son
cómplices de las redes mafiosas que imperan en el Estado guatemalteco.”
Acaso no
ha sido permanente la denuncia de estas redes en todos nuestros medios, y ha
sido la Cicig la que en lugar de perseguir a esos malos nos persigue a quienes
denunciamos.
Escondido
en su oficina, controlando todos los hilos de esta churronovela ha de estar el
embajador gringo, quien, a propósito “profetizó” en sus primeras palabras ya
como embajador que uno de los males más dañinos a combatir era el de “la
corrupción en Guatemala.”
A su llegada
al país el embajador declaró en entrevista al diario Prensa Libre: “La
corrupción es un tema muy importante para nosotros. Es importante que los
gobiernos, partidos políticos, el sector privado, todos, sepan que la
corrupción es un mal, es un crimen y daña a la sociedad, pero más que todo a la
gente que necesita más, y la Embajada va a luchar en contra de la corrupción, y
a ayudar a la gente que lucha también contra ese mal” (3-Nov-2014).
No hay comentarios:
Publicar un comentario